Ahorro de energía: El SATE Rhonatherm consigue ahorros energéticos de hasta el 50% en construcciones típicas.
En invierno impide que el calor se escape hacia el exterior y en verano, al estar el muro protegido de la intemperie, evita el calentamiento, estableciéndose un equilibro térmico más favorable con el interior.
La nueva Directiva 2010/31/UE del Parlamento Europeo y del Consejo de 19 de mayo de 2010, en cuanto a mejora de la eficiencia energética de los edificios, tiene por objetivo que antes del 31/12/2020 los edificios tengan un consumo de energía casi nulo, y no sólo que cumplan con unos requisitos mínimos.
Ejemplo: Se exigirá la calificación mínima de las viviendas sea de CLASE C en el certificado de eficiencia energética.
Reducción del riesgo de condensaciones y concentraciones de humedad: El aumento de la capacidad térmica de los muros de fachada y la permeabilidad del sistema al vapor de agua da como resultado una temperatura superficial interior superior al punto de rocío del ambiente de la vivienda, suficiente para evitar o reducir de forma significativa el riesgo de condensacionesm o mohos.
Aumento del confort térmico: Los edificios ofrecen un mayor grado de bienestar térmico a sus ocupantes al mantener una temperatura uniforme en el interior. Factores que contribuyen a alcanzar un mayor confort son:
• Eliminación de los puentes térmicos evitando el fenómeno conocido como “pared fría”.
• Aprovechamiento de toda la inercia térmica de los muros
Ejecución fácil y rápida: Obra nueva: Se puede obtener un triple beneficio: reducción de los costes de material, reducción de los costes de la mano de obra (por el ahorro de tiempo ya que se realiza de forma continua, directamente sobre la mampostería sin revocar) y el aumento de superficie útil.
Rehabilitación: Constituye una forma sencilla y rápida de renovación de fachadas sin necesidad de demoler la antigua, reparar fisuras y grietas o desalojar el edificio.
Aumento de la durabilidad del edificio: La aplicación del Sistema RHONATHERM da como resultado un aumento de la durabilidad del edificio, consecuencia de la mayor protección de la fachada:
• Contribuye a conservar la calidad constructiva.
• Protección duradera frente a la intemperie y los agentes contaminantes.
• Disminución del riesgo de aparición de fisuras: se reducen las tensiones derivadas de ciclos térmicos expansión-contracción.
• Menores necesidades de mantenimiento.
Este aumento de durabilidad se traduce en una revalorización de la propiedad y en un ahorro de costes de mantenimiento.